Sarah consiguió un trabajo de verano como camarera para ganar algo de dinero extra. Le gustaba trabajar en el restaurante, a pesar de que tenía que lidiar con muchos clientes groseros. Sin embargo, había una mujer, en particular, de la que nunca olvidaría. Esta mujer había sido muy grosera con todo el personal durante toda su estancia, y cuando llegó el momento de pagar la factura, se negó a darles una propina.
Pero al día siguiente, sucedió algo absolutamente impactante, ¡y la mujer finalmente obtuvo lo que merecía! Karen Hastings, una invitada terriblemente grosera, había estado poniendo de los nervios a todos toda la noche. No había nada de lo que no se quejara, y el personal no podía esperar hasta que se fuera. Y cuando finalmente pidió la factura, se sintieron aliviados… Pero no por mucho tiempo.