El Reino Unido recibe una media de 1.500 horas de sol al año, mientras que la disponibilidad media anual de Sudáfrica es de más de 2.500 horas. El Reino Unido genera su electricidad utilizando esta fuente de energía natural desde hace años. Pero la principal fuente de electricidad de Sudáfrica es el carbón.
Sudáfrica es el duodécimo país del mundo que más dióxido de carbono emite. Según el Atlas Global del Carbono, el mayor emisor de dióxido de carbono en África es Sudáfrica. Por lo tanto, es muy urgente ejecutar algún tipo de cambio hacia las energías renovables.
Eskom, el mayor emisor de gases de efecto invernadero de África, está elaborando un enorme plan para cerrar sus centrales eléctricas de carbón antes de 2050. La empresa estatal de suministro de energía está apostando por las energías renovables. Se espera que las próximas generaciones experimenten un cambio radical en el panorama del suministro energético.
Recientemente, en la cumbre del clima COP26, Estados Unidos, la UE, el Reino Unido, Francia y Alemania se comprometieron a aportar 8.500 millones de dólares para ayudar a Sudáfrica a avanzar hacia las energías renovables. El director ejecutivo de Eskom, André de Ruyter, mencionó que este intento puede ayudar a Sudáfrica a cumplir los «nuevos y ambiciosos» objetivos.
Sin embargo, la principal preocupación es si Eskom es capaz de realizar una transformación tan grande. Porque la empresa ya tiene una carga de deuda de 27.000 millones de dólares que está obstaculizando la inversión regular de las infraestructuras existentes que están en crisis.